México, un país con muchos obesos pero pocos nutricionistas
Alberto Nájar
En México hay 60 millones de personas con sobrepeso u obesidad
México, uno de los países con mayor índice de sobrepeso y obesidad en el mundo, no tiene suficientes nutricionistas para atender a las 60 millones de personas que sufren este padecimiento.
De acuerdo con el gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), en el país existe un promedio de 2,4 especialistas en nutrición por cada mil habitantes, un número bajo para la dimensión de la epidemia, advierten especialistas.
«Paradójicamente tenemos un buen número de profesionales, pero hay poca presencia en las instituciones públicas de salud, donde deberían estar abocados»,
Primero, la mayoría de quienes padecen sobrepeso y obesidad son personas en situación de pobreza o con bajos ingresos.
Obesidad y desnutrición
«Paradójicamente tenemos un buen número de profesionales pero hay poca presencia en las instituciones públicas de salud, donde deberían estar avocados»
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, el 71,3% de los adultos mexicanos tienen sobrepeso y obesidad, al igual que la tercera parte de niños y adolescentes.
Después de Estados Unidos, México ocupa el segundo lugar con este problema entre los miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Pero hay más, advierte el investigador Ávila Curiel. El país enfrenta la paradoja de que tiene desnutrición infantil en algunas zonas rurales, y al mismo tiempo hay un índice elevado de sobrepeso entre niños que superan este problema.
Décadas de calorías
Hasta hace 40 años el sobrepeso y la obesidad no eran un problema de salud pública en México, según ha reconocido la Secretaría de Salud.
El problema de muchos mexicanos es la mala calidad de su nutrición, dicen especialistas
Sin embargo, a partir de aquel momento empezó a cambiar paulatinamente la dieta de los mexicanos, que empezaron a incorporar alimentos con alto contenido de azúcares y calorías.
El precio de estos productos también bajó, al tiempo que se promovió un estilo de vida más sedentario, con menos actividad física a la que se tuvo durante décadas.
A esta mezcla se suma una predisposición genética en los mexicanos para metabolizar de manera distinta las grasas y azúcares. Resultado: la epidemia de sobrepeso y obesidad que ahora se vive.
Así, el camino para combatir el problema es aún más difícil, insiste el investigador Ávila Curiel, sobre todo porque hasta ahora no se ha logrado revertir el ambiente obesogénico que hay en el país.
Desde hace varios años, por ejemplo, organizaciones civiles demandaron que se establecieran impuestos especiales a los refrescos y bebidas azucaradas, algo que apenas este año se consiguió.
Sin embargo, los fabricantes de estos productos y algunos especialistas creen que la medida llega tarde, pues los mexicanos se encuentran en los primeros lugares mundiales en el consumo de estas bebidas. Y esto difícilmente se revertirá en el corto plazo.